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Yoga para la Tercera Edad

En las culturas antiguas había un enfoque diferente respecto al hombre y la mujer de edad avanzada. Los ancianos de ésas culturas eran considerados depositarios de la experiencia y la sabiduría. Se los valoraba y cuidaba.

Por el contrario la tercera edad en nuestra actualidad y en nuestro sistema de vida es un tiempo de cambios profundos que si no es bien enfrentada, puede derivar en una crisis que dañe definitivamente la salud física y psíquica de las personas que atraviesan ésta etapa.

 

La disminución de la relevancia social, la violenta alteración de las relaciones interpersonales, el agobio de las enfermedades mal llamadas degenerativas o el temor a enfrentarlas, la pérdida o el alejamiento de los objetos de identificación (hijos, pareja), el frecuente aislamiento, el temor a la muerte, conducen a ésta personas a profundos estados de desencanto, agotamiento y depresión, llevándolos muchas veces a padecer enfermedades, y transitar una vejez con todo tipo de dificultades.

 

Muchas veces el sedentarismo, la mala alimentación (dieta irracional) el descontrol en adicciones, el estrés, es decir el maltrato al cuerpo en todos sus aspectos físicos, y psicológicos durante toda una vida, son la causa de las futuras dolencias, como enfermedades circulatorias, reumatismo, colesterol, problemas de presión, reducción de la capacidad respiratoria, molestias o enfermedades en la columna o en los huesos, como artritis ó artrosis, dificultades para ver u oír, entre otras.

Una persona puede tranquilamente llegar a edad avanzada lúcida y en excelente estado de salud, nunca es tarde para reaccionar. Todos los días estamos naciendo de nuevo con más experiencia y con más capacidad, solo hay que tomar "conciencia".

El Yoga resulta altamente beneficioso tanto en el aspecto físico como en el psicológico para la gente mayor.

A través de la práctica se podrá prevenir el deterioro ó envejecimiento prematuro del aparato locomotor y se mantendrán la espina dorsal y las articulaciones más flexibles y vitales. Las asanas pueden adaptarse para cada persona en particular, si tuviera trastorno en efectuarla, y son aptas para cualquier edad, además no estresan el corazón. Se aprende a respirar y relajarse, ayuda a combatir entre otras enfermedades la hipertensión, el insomnio y la fatiga crónica. Se mantiene cierta actividad física, evitando así el sedentarismo.

 

Actúa sobre el sistema endocrino, haciendo más lento el envejecimiento celular, activa la circulación, reduce la pérdida de memoria y mejora el carácter entre otros beneficios.

 

Desde ya no solo hay que propiciar los aspectos benéficos sino que también los preventivos de la práctica, pero para cuando la enfermedad ya está instalada el Yoga nos aporta un complemento para la mejora de la salud.

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